La derogación de la reforma laboral y el fútbol cuántico
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¿Qué decía el acuerdo exactamente? ¿Se derogará del todo o en parte? ¿O no se derogará? ¿Fue una ”jugada maestra” o un “fiasco”? Esto es lo que se ha dicho en algunos de los medios de comunicación.
Las metáforas deportivas son uno de los recursos más socorridos de los periodistas políticos. Cada país con su idiosincrasia, que es tanto como decir: el deporte más popular. Que por estos pagos es el fútbol. Lo que nunca habíamos visto es elevarlo a una variante cuántica. Lo hizo Pedro Vallín, de La Vanguardia, al comentar el acuerdo entre el PSOE, Unidas Podemos y EH Bildu para derogar la reforma laboral a cambio del apoyo de estos últimos a la prórroga del estado de alarma, el interludio parlamentario que nos distrajo por algunos momentos de la pandemia de COVID-19 la semana pasada. “Gol de Bildu en cinco porterías: PNV, ERC, Compromís, Ciudadanos y la CUP”, escribía Vallín en su cuenta de Twitter, y añadía: “De quitarse el sombrero”. No duró mucho el gol simultáneo en cinco porterías, aunque quizá se mantenga en otros mundos posibles, pero eso es materia de estudio de la lógica modal y no de una modesta columna de prensa.
“Muy contento de que Bildu haya derogado la reforma laboral durante tres horas, mucho más de lo que duró la república catalana”, bromeaba otro usuario de Twitter. En nuestro ecosistema mediático todo parece ir muy rápido –¿se acuerdan de qué era noticia hace un mes?– de la misma manera que en el gobierno de “geometría variable” todo parece ser más inestable. Lo ocurrido “tiene su importancia, pero mucho más por lo que revela que por el tema en sí”, señalaba desde El Confidencial Esteban Hernández. “Puesto que no se iba a cumplir y todos los sabían, solo cabe concluir que la finalidad del acuerdo era realizar un gesto político cargado con alguna intención”, escribe Hernández. ¿Cuál? “Aquí cada uno está jugando su juego: Bildu y PNV tratan de ganar posiciones de cara a las elecciones vascas, Iglesias intenta señalarse como la parte progresista del gobierno, Ciudadanos da un giro para recuperar influencia, la oposición dura del PP tiene un solo objetivo, sacar al PSOE de Moncloa, y Vox da un paso más allá y se refugia en la calle”, aventuraba el jefe de opinión de El Confidencial. La culpa del embrollo fue de la portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Adriana Lastra, según Voz Populi, que también afirmaba, citando fuentes internas del partido, que “el PSOE atribuye a Unidas Podemos esta maniobra, que se ha fraguado a espaldas de los partidos que sostuvieron al Gobierno en la quinta prórroga del estado de alarma”. Un día después El País concluía que, paradójicamente, era la ministra de Economía, Nadia Calviño, quien “sale reforzada por el fiasco del pacto con Bildu”: “La vicepresidenta recupera la iniciativa en el Ejecutivo al reforzar la rectificación de la pactada ‘derogación íntegra’ de la reforma laboral del PP con la izquierda ‘abertzale’.”
David Bollero se mostraba más duro en Público y en un artículo titulado ‘Trileros de la reforma laboral’ calificaba de “novatada” la manera en que se fraguó el pacto: “Es absolutamente inaceptable que ambas formaciones suscribieran un acuerdo con EH Bildu sin que las ministras del Gobierno responsables (Yolanda Díaz en Empleo y Nadia Calviño en Economía) tuvieran conocimiento de ello.” “Si no fuera tan patético resultaría cómico”, apostillaba Bollero, que anticipaba que tanto el PSOE como UP “tendrán más llamadas de atención como la que ayer protagonizó Compromís con su voto en contra de la prórroga”. Y a todo esto, ¿qué pasa con la reforma laboral en sí? “Entre el COVID y la inteligencia artificial se nos viene encima un cambio sísmico en el mundo laboral, pero seguimos debatiendo abolir la reforma laboral y volver a la legislación anterior a 2012, sin análisis de cómo está cambiando el mundo”, observaba en redes sociales Aina Gallego, profesora de Ciencias Políticas en el Institut de Barcelona d’Estudis Internacionals.
Aunque algunos llegaron a ver hasta fútbol cuántico, quizá no estábamos después de todo más que ante un partido de fin de semana entre aficionados, bajo la mirada atenta del VAR de Bruselas. Sea como fuere, los demás no estábamos más que de espectadores. Mal asunto para los tiempos que vienen. Uno de los mejores cronistas deportivos, José Manuel Ruiz, escribió en marzo un perfil del entrenador del Getafe y, si la cosa va de metáforas deportivas, quedémonos con ésta: “En la Liga del dinero, Bordalás ha forjado un equipo dórico, una tropa de descamisados. Fútbol de tangana y tabacazo. El alto y asilvestrado césped del Coliseum se riega con pentotal sódico. Abstenerse cobardes, cagapoquitos y pusilánimes. Es el tiempo de José Bordalás.”
Publicado en El Quinze, 29 de mayo de 2020.